Las gestiones diarias en una empresa requieren, independientemente de su tamaño, rapidez y agilidad
para tomar decisiones, y para ello es necesario disponer de información y documentación práctica y
accesible. Los responsables de tomar las decisiones deben contar con conocimientos e información sobre gestión, recursos humanos, mercadotecnia, fiscalidad, finanzas, planificación, negociación y resolución de conflictos, dirección de equipos…Habilidades que han estar estructuradas, para conducir al éxito, en torno al eje del Buen Gobierno.
El Buen Gobierno es la garantía para la generación de valor en las empresas, la mejora de su eficiencia
económica y el refuerzo de la confianza de clientes, inversores, proveedores y empleados.
La sostenibilidad económica, social y medioambiental de la empresa debe basarse en su rentabilidad
que es siempre la exigencia fundamental para su supervivencia. Y sobre ella apoyar el resto de factores que permiten crecer, elevar la competitividad, atraer talento e inversiones y, en definitiva, crear valor, ser útil a la sociedad y generar en ella progreso y bienestar.
Como decía el economista Philip Kotler, “las empresas pobres se desentienden de sus competidores; las empresas del montón copian a sus competidores; las empresas ganadoras marcan el camino a sus competidores”; porque, precisamente, uno de los principales objetivos de El Buen Gobierno es generar valor añadido y diferenciador que permita a la organización situarse a la vanguardia en materia de responsabilidad social y sentar las bases de una buena gestión corporativa.
Recordemos que la plantilla de muchas de las empresas está formada casi en exclusiva por miembros de una misma familia, por tanto, la existencia de un protocolo que, entre otras cosas, ayude a evitar conflictos personales y regule el traspaso generacional resulta imprescindible para asegurar su supervivencia, máxime si tenemos en cuenta que, en España, el 85% de las firmas es precisamente de esta índole, pero solo un 1% de ellas consigue llegar a la cuarta generación.
La aplicación de unas reglas de Buen Gobierno puede ser una muy buena carta de presentación de la empresa ante los accionistas, el mercado y los diferentes grupos de interés, y permitir a quienes pretendan invertir en ella, o asociarse a la misma, conocer sus prácticas corporativas y de conducta y, aportar confianza gracias al enfoque de su gestión hacia la responsabilidad social y a la consecución de objetivos de eficacia, eficiencia y rentabilidad empresarial.
Así pues, El Buen Gobierno Corporativo va a definir el futuro inmediato de la sostenibilidad empresarial y su puesta en práctica determinará el incremento de los niveles de competitividad de las pymes.